La peor de las mentiras
Toda la vida has vivido engañado.
De niño te decían que Santoclós, que los Reyes, que el ratón de los dientes. Y les creíste.
Luego te vendieron la idea de que debías ir a la universidad para ser exitoso, que te quedaras horas extra en la oficina, que te jubilaras a los 65 para disfrutar de tu pensión gastando en papillas Gerber y pañales para adulto.
Toda la vida las grandes empresas te han engañado para que compres sus productos, se llama mercadotecnia; te han engañado los políticos para que sigas votando por ellos, se llaman campañas; incluso te ha engañado tu novia cuando dice que va a una “noche de chicas” y regresa oliendo a puro obo, se llama ser mujer.
Te mienten todos los días diciéndote que “el hombre llegó a la Luna”, que “la Tierra es redonda” y que algo llamado “estación espacial internacional” orbita el planeta.
Puras mentiras.
Espabílate, abre los ojos, y si vas a vivir engañado en casi todo, al menos da la batalla en lo que más importa.
No hay embuste que haya permeado tan profundo en la conciencia colectiva, que esté tan arraigado en la sociedad, que haya dañado más al género humano, que la flagrante mentira de que existen las gordibuenas.
Quítate esa idea de la cabeza, es mentira, un frenesí, una ilusión. Si está gorda, no puede estar buena. Si está buena, no puede estar gorda. No importa que a ti se te haga.