La palabra
La palabra nos vincula con la realidad, le damos nombre a nuestro entorno para darle también significado, y es así como comprendemos el mundo que nos rodea, nos damos a entender con los demás, y construimos pasado, presente y futuro.
Volvemos a los recuerdos, a lo que dijimos en ellos, a las promesas entregadas, a los juramentos que nos hicimos mirándonos a los ojos. Volvemos al día a día, a las llamadas para saber cómo están los que amamos, a los mensajes para ver si ya comieron, si llegaron bien, si necesitan algo. Y nos vamos hacia delante, a cumplir esos pactos y a erigir una historia sobre las palabras que nos seguiremos diciendo a través del tiempo.
Es el lenguaje el que nos llena de sentido y a través de él, conectamos con el mundo y nos hacemos un lugar. Inclusive, es gracias al lenguaje que proyectos como éste son posibles, proyectos que nos permiten tocar a otros con ideas que viajan, imparables, hasta quien quiera escucharlas.
Por esto, hoy, a través de este texto, los invito a usar las palabras para buscarse ese lugar, para construir ese mundo, para predecir la vida. Es el lenguaje un espejo de su pensamiento, y es también su límite.
Hablen, escuchen, argumenten, peleen, estructuren, compartan, acuerden, prometan, miéntense sus madres, pídanse perdón, díganse te amos, júrense lealtad. Lo único que es real es lo que se nombra, y cada uno de nosotros es capaz de crear esa realidad. Háganse la realidad que se merezcan con las palabras que tengan. Eso, justo eso, es lo que recordarán de ustedes cuando ya no estén.