El tiempo pasa y uno pasa con el tiempo. No se detiene y es irreversible, como lo es el río, o la muerte: como lo son los amores que nos transforman. Camina el tiempo y nos invita a recorrerlo mientras podamos y como podamos; y de nuevo, como un río, nos lleva o nos arrastra hacia alguna orilla que será nuestro fin.
El tiempo no acaba y no empieza, solo sucede y nosotros sucedemos en él. Y en ese transcurrir decidimos creer, hacer, deshacer, crear lo que al final nos hará sentir orgullosos y satisfechos, o incompletos y vacíos.
El planeta da la vuelta alrededor del sol y así inventamos una medida para ir evaluando cómo vamos en la construcción de nuestras vidas, si ya logramos lo que alguna vez soñamos, o si aún no lo conseguimos. Pasa un año y pasa otro, y otro más, y las ideas se vuelven realidades en nuestras manos, y los caminos aparecen debajo de nuestros pies conforme nos dirigimos hacia el gran final.
Todo se trata entonces de llegar ahí con las manos llenas y el corazón aún más. Con la convicción de haberlo intentado todo, y la tranquilidad de no dejar pasar nada de lo que alguna vez imaginamos.
Cumplimos años y cumplimos ideas. Cumplimos años y cumplimos ambiciones. Cumplimos años y cumplimos promesas. Cumplimos años y cumplimos sueños.
Aquí, detrás de estos micrófonos, sentados en esta mesa, tomamos entre nuestras manos estos dos años de programa y los compartimos con ustedes que nos han acompañado en cada uno de sus episodios. Los Tres Misisipis descansan en las ganas de cada uno de ustedes de dar vida a nuestras frases y sentencias, a nuestros chistes y convicciones, a nuestro mito fundacional, a los nombres de nuestras mamás o de nuestras mascotas, a nuestras historias de vida, a nuestro pasado y puede ser que hasta a nuestro futuro.
El tiempo pasa y nosotros pasamos con él. Hoy, quienes nos escuchan suceden con nosotros y es, a través de cada uno, que la trayectoria de este programa es irreversible, como el río, como la vida misma, como el amor, como ustedes. Que el tiempo nos mantenga unidos mientras nos dirigimos hacia la última orilla.
Gracias por estos dos años. Misisipados todos, y desmisisipada no hay.