Nuestra vida está llena de acciones y momentos tan cotidianos que muchas veces ni cuenta nos damos de que están ahí. Tomar un vaso de agua fría cuando tenemos sed, caminar al lado de las personas por las que lo daríamos todo, sentarnos debajo de un árbol en el parque de por la casa, encontrar respuestas en algún libro, respirar profundo, dormir, abrir los ojos de nuevo.
A pesar de que muchos de los momentos más simples pasan desapercibidos, de vez en cuando tenemos la oportunidad de vivir grandes éxitos, logros que para cada quien significan conseguir lo que soñaba, compartirlo con quienes ama, y avanzar más allá de lo que había podido imaginar.
También, por supuesto, hay ocasiones en que nos enfrentamos a tiempos tremendos y decisiones imposibles que nos colocan entre no saber qué hacer y no poder seguir. Nadie está a salvo y nadie sale ileso. Es la realidad esculpiéndonos a golpes como el escultor a la piedra. Y aún así, también de eso aprendemos, nos fortalecemos y nos convertimos en versiones más capaces y mejor preparadas para un futuro cada vez más complejo.
Y entre lo que vamos viviendo, hay un componente clave que hace que todo, sea lo que sea, adquiera sentido: la gratitud. Gratitud por lo que va pasando y nos orienta a orillas a las que no sabíamos que llegaríamos pero que terminamos amando; gratitud por lo que ya pasó y nos volvió lo que ahora somos; gratitud por lo que no pasó y abrió la oportunidad de vivir historias que no iban a suceder; gratitud por lo que se fue y se llevó lo que ya no queríamos; gratitud por lo que vendrá y traerá nuevos amaneceres llenos de sol y cielo.
De pronto estamos de pie frente al último mes de un año más, rodeados de las personas que nos acompañaron en los momentos increíbles y también en los terribles, tomados de sus manos y de su presente, y con la mirada fija en un futuro en donde lo único que importa es que sigan en él. Y agradecemos a la vida porque pudimos llegar a ellos y supimos quedarnos, y hoy, escuchando estas palabras, podemos verlos directo a los ojos en donde nos reflejamos, y decirles: Gracias por estar aquí, mi vida es mejor porque tú.