El muro por la puerta
Hay quienes caben bien en el lugar que se les fue asignado. Aquellos que acatan las reglas, riegan su jardín, llevan una agenda, resuelven pendientes, cuelgan en el valet la ropa del día siguiente, amanecen cuando amanece el día y van al trabajo con un honesto entusiasmo matutino.
A veces, cuando ciertos químicos y las circunstancias lo exigen, se dejan salir del cajón y se permiten una pequeña trampa les dé la satisfacción del riesgo: besar a un desconocido, beber directo del cartón, subir el volumen, tomar café después de las seis. Pero hasta ahí, si los límites son estrechos, las licencias lo son aún más. Y qué bueno, ellos son quienes hacen que el mundo siga rodando y que mañana salga el sol justo a la hora en la que tiene que salir. Hay felicidades que no entiendes y tampoco tienes por qué entenderlas.
Pero también hay quienes se manchan, quienes se ensucian, los de los codos y las rodillas raspados, los que eligen lo otro: la maleza por el sendero, la apuesta por la segura, el muro por la puerta; los que hacen camino al andar, diría Machado.
A veces creemos que los notables lo son por cierto sino que les vino al nacer; que Messi es Messi porque nació Messi y que Freddie nació Queen y poco o nada puede hacerse alrededor de un astro, más que mirarlo arder. Y puede ser. A veces es.
Lo cierto es que el primer paso del notable a veces es la pregunta que no aparece en el examen, los metros que le siguen a los límites de la carretera, la idea para la cuál todavía no existe una palabra.
Cruzar el muro dobla, lastima, muerde. Hay quienes se rompen antes del otro lado.
Fracturar las puertas cerradas, las reglas no escritas, los protocolos, los miedos de uno.
Pero hay quien cruza, quien llega; maltrecho y todo, cansado y todo, cargándose a sí mismo nomás con sus puras manos; yendo al choque con la fe en que quizás.
No hacer música para el público que hay, sino hacer público con la música que haces; no hacer comedia para la audiencia que hay, sino hacer audiencia para la risa que das; no elegir cierta gente que ya es, sino hacer lo que haces tan tú y tan bien, que la gente que hay, que es y que está; sea, de a poquito, tuya por ti.